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Francisco Solano nació en Montilla (España) el 6 de marzo de 1549.
Hizo sus primeros estudios con los jesuitas, y a los 20 años entró como
novicio en la Orden Franciscana.
Formó parte de la expedición que,
comandada por García Hurtado de Mendoza, arribó a Cartagena de Indias en
1588. Tras muchas peripecias, logró llegar a Lima en 1590.
Pasó varios años
misionando en el actual territorio argentino. Los franciscanos estaban
radicados en Santiago del Estero (capital de la Gobernación del Tucumán)
desde 1565. Cuando Juan Ramírez de Velazco fundó la ciudad de Todos los
Santos de la Nueva Rioja, en 1591, la Orden Franciscana fue la primera en
establecerse en el solar que le destinara el fundador.
Levantaron una
pequeña iglesia de adobe y un convento, en una de cuyas celdas se alojó
Fray Francisco.
Según la tradición, plantó un naranjo que aún se
conserva. La iglesia y el convento actuales son muy posteriores, por lo
que no puede afirmarse que los muros de la celda sean los mismos que
rodearon al santo, pero seguramente la ubicación (la pieza más cercana a
la sacristía) es la correcta.
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