La Pachamama es la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aún sobrevive con fuerza en algunas regiones de nuestra provincia. La evangelización no logra extirpar la presencia de la Pachamama (Madre Tierra) en la vida espiritual de las comunidades aborígenes, ni termina con las manifestaciones rituales campesinas con las que se la venera.

En Jujuy, la gente de la montaña que profesa intensamente la fe católica, continúa venerando a la Pachamama, como siglos atrás lo hacían sus antecesores. Muchas son las ceremonias en su honor: cuando comienza la siembra y la cosecha, en las marcadas y señaladas de la hacienda. Pero el homenaje principal se observa durante el mes de agosto, especialmente el primer día del mes. La ceremonia comienza a horas muy temprana, con el saumerio de la vivienda. Cerca del medio día empiezan a llegar los invitados del dueño de casa, entre ellos vecinos, compadres. Luego de los saludos y bienvenidas, comparten un almuerzo. Luego de la gran comilona, llega el momento de la esperada ceremonia: se trasladan hasta el centro del patio, donde se procede al cavado de un hoyo, o recavado y se da de comer y de beber a la Madre Tierra, depositando hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se procede al tapado del hoyo, enterrando, en algunos casos, botellas de alcohol y vino; y para completar la ceremonia, los presentes se toman de la mano para expresar el espíritu de hermandad que reina, y en rueda danzan alrededor del hoyo ya tapado, a los sones de las cajas, quenas y las coplas.


Pachamama de estos lugares
bebe, masca la coca y come a gusto esta ofrenda
para que sea buena esta tierra Pachamama Buena Madre
¡Se propicia! ¡Se propicia!
Haz que caminen bien los bueyes
y que no se cansen
haz que brote bien la semilla
que no le ocurra nada malo
que no le tome la helada
que produzca buena cosecha.
A ti te pedimos
dánoslo todo
¡Se propicia! ¡Se propicia!

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